Producir una película es una ardua tarea que involucra una gran cantidad de recursos. Solo de personal hay que tener en cuenta a los actores, directores, guionistas, equipo de maquillaje, atrezzo, catering, iluminación, sonido, operadores de cámara, entre muchos otros profesionales. A esto hay que sumar gastos de equipo, decorados, comida, alojamiento y, por supuesto, la pre y la posproducción.
El coste de producir una película puede variar en función de muchas cosas. No todas las películas cuestan lo mismo, ni eso tiene por qué influir en la futura recaudación en taquilla.
Si tomamos como referente a Estados Unidos, el país con la industria cinematográfica más potente, grandes producciones como Titanic han costado unos 174 millones de euros. Una de las películas más caras de la historia ha sido Avengers: Infinity War con un presupuesto de unos 349 millones de euros. En España, sin embargo, esas cifras son impensables.
Entre las películas más caras de la filmografía española destacan Ágora, dirigida por Alejandro Amenábar y que costó 50 millones de euros, de los que tan solo recaudó 30, o Lo imposible de J.A. Bayona que costó 30 millones y consiguió recaudar 180. No obstante, quizá haya algo de trampa en estas películas, ya que ambas, a pesar de estar producidas por Telecinco Cinema, cuentan con un reparto internacional entre cuyos nombres destacan los de Naomi Watts, Ewan McGregor o Rachel Weisz.
Según el Anuario de Estadísticas Culturales de 2018, realizado por el Ministerio de Cultura y que recoge datos del año anterior a su publicación, en 2017 se exhibieron 1.806 películas en las salas españolas, de las cuales 415 fueron de producción española y 1.391 extranjeras.
Fuente: Anuario de Estadísticas Culturales de 2018
El coste medio de producción de esas 415 películas fue de 3,1 millones de euros. Más específicamente, películas como La Llamada o El Bar costaron un millón y cinco millones de euros respectivamente. Teniendo estos datos como referencia, no estamos tan lejos de la industria norteamericana en términos de cine independiente, pues una película como Call me by your name, que tuvo cuatro nominaciones a los Oscars y se llevó la estatuilla a mejor guion adaptado, costó justamente 3 millones de euros.
No obstante, estamos hablando solo del coste de producción de una película. Tras tenerla hecha, y lista para su visionado, habría que contar también con los costes de distribución y, por supuesto, promoción y publicidad.
Uno de los mayores éxitos del cine español en los últimos tiempos ha sido Ocho Apellidos Vascos. Esta película se rodó con 4 millones de euros y consiguió recaudar 77 millones, un negocio redondo que suele darse pocas veces en nuestro cine.
Pero no hace falta tener millones para poder hacer una película y que tenga cierto éxito, ni mucho menos son necesarios para hacer una buena película. Rodrigo Sorogoyen rodó su segunda película, Stockholm, con tan solo 60.000 € y cosechando grandes críticas por parte de la prensa que le han llevado a rodar sus siguientes obras con más presupuesto y recursos.
Por tanto, lo más importante de todo esto es que pueda existir presupuesto suficiente para ayudar a financiar el cine. Debe de haber un medio que permita que aquellos que no disponen de un par de millones en su cartera también puedan ofrecer su visión del mundo a través de la gran pantalla.
Formación relacionada: Curso Universitario de Especialización en Producción de Cine