Poesía de emergencia es una iniciativa que busca reivindicar y acercar la poesía a través de una estrategia innovadora, un número de teléfono donde al llamar te recitan una poesía.

La iniciativa partió de dos activistas culturales de Barcelona, Edu Bernal y Fede Nieto. Su idea era simplemente llamar la atención sobre la sala de teatro que estaban programando en aquel momento, pero el proyecto transcendió más allá, generando más interés del que ellos pensaron en un principio.

Poesia emergencia

Edu Bernal (Barcelona, 1970) es un administrador de sistemas informáticos que en los últimos años se ha transformando, según sus propias palabras, en gestor cultural. Por su parte, Fede Nieto es formador y fotógrafo, además de escritor. El pasado año publicó el libro Niño Anómalo, que suscitó interés y buenas críticas.

Hemos hablado con Edu Bernal para que nos cuente cómo surgió el proyecto Poesía de Emergencia y qué perspectivas tienen de cara al futuro. Te invitamos a llamar al 659 86 10 32 para escuchar una poesía antes de comenzar la lectura de esta entrevista.

¿Por qué se puso en marcha el proyecto el día del libro?

El día del libro del año 2018. En esa época coincidió que los impulsores del proyecto estábamos programando una pequeña sala de teatro que hay en Barcelona. En ella se programaban temas de poesía, sobre todo. Estábamos pensando en ideas para atraer público. Tuvimos un brainstorming y una de las ideas que salió fue esta. Decidimos ponerla en marcha directamente. Ya no programamos en esa sala, pero nos llevamos el proyecto, que ha seguido su recorrido.

Escogimos el día de Sant Jordi porque este día había un encuentro de poetas, que hacían una reunión y recitales de poesía, y aprovechamos para presentarlo con ellos.

Al final la idea no nos sirvió para atraer público a la sala, pero sí para llegar a más gente.

¿Lo pensasteis tal y como es hoy en día?

En ese día, lo que pensamos especialmente fue en que al llamar al número sonaran grabaciones. No obstante, nos fuimos animando con el proyecto y pensamos que tenía que ser algo muy participativo, para que también amantes de la poesía pudieran aportar algo y disfrutar de ello. Si quieres oír grabaciones de poesía te puedes ir a Youtube, por eso esto nos pareció más personal.

¿Cómo se mantiene el proyecto?

Lo pagamos nosotros, básicamente (risas). Tenemos un proyecto de donaciones de 1€ que nos sirve para pagar las etiquetas. Nosotros el único medio de publicidad que tenemos es a través de unas pegatinas. A cada voluntario que se lleva el teléfono le damos 10 o 20 pegatinas y las reparte entre sus amigos o las pega en el lavabo del bar al que va a tomarse una copa. Es un poco de “guerrilla”, ir pegando las pegatinas por la calle, los lavabos o cosas así.

Cuando salió el artículo de El País, recibimos bastantes donaciones que aprovechamos para cambiar los teléfonos, que estaban muy viejos. Pudimos poner cuatro terminales nuevos que ahora están mucho mejor.

poesia de emergencia miembros

¿Cuántas llamadas se reciben a la semana?

Es un poco oscilante, pero la media es sobre unas 100 a la semana, más o menos. Hay ocasiones en las que son 80, pero otras en las que hay más de 200. Nos hicieron una entrevista en un programa de la televisión vasca y, ese domingo, hubo 280 llamadas. Luego se vuelve a regularizar y la media es una 100.

¿En qué consiste el reconocimiento que os ha dado el Ministerio de Cultura?

Pues es exactamente un reconocimiento al mejor proyecto Lectureando, por fomentar la lectura. Esto ayudó mucho a tener difusión y que la gente nos tomara en serio. La entrevista que nos hicieron en El País fue tres semanas después de haber recibido el reconocimiento del Ministerio de Cultura.

Ahora mismo estamos en un momento en el que no sabemos si esto es una burbuja que cuando deja de llamar la atención estallará o si tendrá un recorrido. Nos gustaría que fuera lo segundo, que haya gente que quiera acercarse a la poesía de esta manera. O quizá sirva para llamar la atención sobre la poesía. La idea es intentar poner en valor la poesía y acercarla a la gente. Estoy seguro que un gran porcentaje de la gente que llama no está tan familiarizada con la poesía, pero les parece curioso y al final acaban llamando más veces.

¿Qué perspectivas de futuro tiene el proyecto?

Somos ambiciosos. Como no tenemos dinero, vamos a ser ambiciosos. Lo que nos gustaría es tener una línea de teléfonos de empresa, unos 10 o 20 teléfonos. Cuando el primero de ellos está ocupado te salta al segundo y se pueden atender muchas llamadas al mismo tiempo. Ahora mismo tenemos picos. Por la tarde, a la hora de salir del trabajo y tomar una cerveza con los amigos, hay más llamadas. Aunque tenemos un contestador con un mensaje, hay gente que se queda sin su poema. Por eso nos gustaría avanzar en ese sentido, pero es muy cara esa línea todavía. De momento es un objetivo.

Otra cosa que nos gustaría hacer y que no descartamos, es sacar un libro con poesías de los voluntarios. Aquellos que han recitado sus propias poesías, pueden aportar un poema y editaríamos un libro con versos de cada uno. Esto ayudaría a mantener el proyecto y que a ellos también se les publique y se haga ruido con el tema.

¿Cómo ha evolucionado desde que empezasteis hasta el día de hoy?

Al principio, el primer año, teníamos un único terminal un poco roto y una tarjeta de prepago. Ese teléfono iba circulando de voluntario en voluntario. Cuando nos hizo el reconocimiento el Ministerio de Cultura, tuvimos muchas llamadas y estuvimos investigando y llamando a compañías de teléfonos. Nos dieron una solución, que era tener cuatro tarjetas SIM para el mismo número. Suenan los cuatro a la vez y, quien esté disponible, lo atiende. Ahora mismo es la situación que tenemos. Hemos mejorado un poquito.

¿Cuántos voluntarios colaboran con vosotros actualmente?

Hay siempre cuatro teléfonos activos. Hay cuatro coordinaciones, en Barcelona, Pamplona, Madrid y Granada. No queremos que sean fijas, sino que cada coordinación dure un año. Pasado ese tiempo, otra persona o entidad se encarga de gestionar los teléfonos entre los voluntarios. Más o menos, hemos tenido, desde verano, unos cuatro voluntarios semanales. Hemos hecho en cálculo de, en total, unos 300 o 350 voluntarios que han participado en el proyecto. Esto sería desde que empezamos hasta ahora.

No somos muy estrictos. Si algún voluntario no puede entregar el teléfono justo una semana después, se puede dar un margen de unos días para que lo haga. Hay un coordinador detrás de eso, que es el que se encarga, pero también se da flexibilidad a los voluntarios. Si está en una reunión o en clase, se pone el móvil en silencio y cuando salen lo vuelven a conectar.

Vosotros estáis en Barcelona, si alguien de Jaén quiere ser voluntario, ¿qué debe hacer?

En la web tenemos un formulario donde se puede apuntar cualquiera. Cuando nos llega gente de la zona sur, enviamos los datos al coordinador de Granada. Este se organiza con los voluntarios para decir: “vale, tengo este voluntario en Jaén, otros dos cerca de allí”, y lo gestiona para llevar el teléfono a Jaén y que circule por esa zona y luego vuelva.

Como solo tiene que viajar el teléfono, no es muy complicado. Me encanta porque al final la gente se conoce e interactúan.

¿Qué respuesta os habéis encontrado por parte de las personas que han usado Poesía de Emergencia alguna vez?

Tenemos de todo. El usuario que llama para oír poesía y otros que es solo por curiosidad. Igual llaman en una cena de amigos para enseñarlo o cosas así. Nos hemos encontrado grupos de profesores, de Bachillerato o de Secundaria, que utilizan el servicio para tratar temas de poesía en clase. Incluso tenemos dos que, antes de empezar su seminario de literatura, llaman y ponen la poesía en altavoz para después empezar la reunión, es como una rutina que tienen.

¿Crees que la poesía no interesa hoy en día? ¿Qué hace falta para que sí interese?

Yo tengo mi propio discurso. Creo que nadie nos ha enseñado a consumir poesía. Quizá más a consumir literatura regular, pero no poesía. En el instituto nos llevan al teatro o al cine y es algo divertido. Cuando se habla de poesía se habla de métrica, rimas… al final aburre.

Creo que ahora hay iniciativas muy chulas que deberían de tener más relevancia. Un ejemplo son los slams que se hacen, el circuito de Poetry Slam. Me parece que hacen mucho más por la poesía que mil clases aburridas de literatura en secundaria. Si nos hubieran enseñado bien a consumir poesía no se vería como algo de lo que no se puede vivir o que tiene muy poca relevancia. La idea de ganar dinero con la poesía es super loca.

¿Habéis pensado en otras formas de acercar la poesía a la calle?

Yo trabajo en una empresa de gestión cultural, pero no tengo mucho tiempo. Sí me estoy aficionando mucho a los poetry slams porque me parece una iniciativa genial. Ir a un show de este tipo y ver a 150 personas sentadas aplaudiendo como locas me hace pensar que es algo en lo que hay que poner dinero. Al final es gente interesada en oír poesía.

¿Tenéis más proyectos vinculados a este?

Ahora tenemos una reunión para arrancar el proyecto editorial del libro y queremos vincularlo bastante a Poesía de Emergencia para que eso haga que, lo poco que se pueda ganar con la edición de ese libro, haga ruido y se ingrese algo de dinero para el proyecto. También, como hemos hablado antes, es un reconocimiento a esos voluntarios que han recitado poesía. Es una situación que creemos buena para todos.

¿Cómo ves el futuro del género poético?

Siendo sinceros, aunque estamos en una época en la que se escribe más que nunca, se venden pocos libros. Yo creo que esto va por otro camino. Hacer de la poesía un espectáculo en vivo tiene mucho más futuro que publicar 15 libros. Cualquier poeta clásico hoy en día estaría en un Poetry Slam.


Más información:

Web poesía de emergencia

Artículo El País sobre Poesía de Emergencia

Proyecto Lectureando