En ocasiones sucede que el concepto “audiencia” se asocia con mayor frecuencia a los medios de comunicación tradicionales. No obstante, siempre que se hable de un espectáculo cultural o proyecto, este tendrá aparejado un cierto público al que, presumiblemente, irá dirigida la iniciativa puesta en marcha.

En este artículo hablamos sobre la importancia del perfil de audiencias: conocer al público es fundamental para que nuestro proyecto llegue más lejos y tenga éxito.

Audiencia cultural

¿Qué es la audiencia?

En la RAE hay dos acepciones diferentes, pero muy similares, que definen lo que es la audiencia someramente:

  • 5. Público que atiende a los programas de radio y televisión, o que asiste a un acto o espectáculo.
  • 7. Número de personas que reciben un mensaje a través de cualquier medio de comunicación.

Se podría decir que esta quinta definición de la RAE se refiere a los espectadores que acuden a un concierto, una exposición, un recital de poesía o cualquier otro evento cultural. Mientras que, la número siete hace referencia a las personas que, en el trabajo, su casa o el coche, ven la televisión, escuchan la radio o leen el periódico.

Ampos tipos son audiencias que hay que tener en cuenta dentro de la gestión cultural. No obstante, quizá aquellos que acuden a espectáculos y participan en un evento parecen ser una audiencia activa, mientras que los otros son una audiencia pasiva. Obviamente, esto no es una regla fija, todos participamos de eventos y todos consumimos medios de comunicación.

La pandemia ha cambiado un poco esto. Ahora que no se puede acudir a espectáculos la audiencia se está transformando. En muchos sectores culturales ha aumentado la cantidad de público y se han puesto en marcha mecanismos online para ofrecer servicios de espectáculos y poder así consolidar a los asistentes virtuales.

Los perfiles de audiencias

Dentro de los estudios de audiencia, una parte fundamental pasa por conocer los llamados perfiles de la misma. Esto quiere decir: saber cómo es la audiencia que tiene mi producto o proyecto.

Conociendo al público, el producto, ya sea cultural o no, puede adaptarse de una mejor forma a sus necesidades y consolidarlo como un público fiel e implicado.

Los indicadores más comunes para conocer a la audiencia son: saber qué porcentaje de mujeres y de hombres consumen el producto, conocer su nivel socioeconómico, su nivel de estudios o las franjas de edad en las qué se mueven (qué tan joven o madura es nuestra audiencia).

Teniendo esta visión por sectores de cómo es la audiencia de tu proyecto o producto cultural se puede adaptar a ese público de manera que sea más adecuado para su consumo y, por tanto, tenga más éxito.

Si no se hace este análisis se corre el riesgo de que el público al que realmente puede interesarle (y afianzarse) no sea alcanzado si se lanza la idea al conjunto de la población de un país o de una ciudad. En este caso: menos es más.

Si lo que se está preparando es un concierto de rock, probablemente se quiera dirigir a personas más maduras en su mayoría, mientras que si se hace uno de trap se dirigirá a los más jóvenes que al final son los que escuchan masivamente ese tipo de música.

La importancia de conocer la audiencia en la gestión cultural

Para que una iniciativa cultural (ya sea una exposición en un museo, un club de lectura o un podcast) tenga éxito no basta solo con tener un buen producto, es necesario darlo a conocer para que su alcance sea mayor y se dirija al público deseado. Esto último debe hacerse con la definición del target o público objetivo, en definitiva, a quién va dirigido el producto, cómo es la audiencia que interesa y que puede convertirse en público fiel.

Los estudios de audiencias son muy importantes cuando se lanza un producto. En la gestión cultural son muy necesarios si se quiere perpetuar un evento en el tiempo. Así ocurre con los festivales de música, por ejemplo, hay audiencias tan fieles que compran las entradas para el festival antes incluso de conocer el cartel con los grupos que va a haber.

Se puede tener un proyecto muy interesante, pero si no se hacen estos estudios previos y se conoce el público objetivo, es probable que no tenga la repercusión deseada y no sea posible su continuación a lo largo del tiempo.


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