¿Te has dado cuenta de que la responsabilidad social corporativa está ganando mucha relevancia en el mundo empresarial? Esta, unida a su beneficiosa influencia para el sector cultural, se convierte en una gran oportunidad que merece la pena aprovechar.
Sostenibilidad medioambiental, cultura, solidaridad como consumidores, cada vez somos más conscientes del importante papel que juegan nuestras decisiones de compra. De ese creciente compromiso con nuestro entorno nace el interés por la responsabilidad social de los negocios que nos suministran bienes y servicios. Por eso, la RSC resulta tan importante para fomentar el desarrollo de las empresas y proyectos corporativos.
Qué es la responsabilidad social corporativa
La responsabilidad social corporativa (RSC) es toda actuación empresarial de carácter voluntario que contribuye al bien común. Con dichas estrategias se pretende, por tanto, beneficiar a la sociedad y al planeta para contrarrestar el impacto negativo derivado de la actividad de un negocio. También es habitual referirse a este concepto como responsabilidad social de las empresas (RSE).
Algunos ejemplos de responsabilidad social empresarial son:
- Hacer donaciones para promover la alfabetización en países subdesarrollados.
- Implementar la diversidad y la inclusión social en la política de contratación.
- Optimizar el consumo energético de la empresa para reducir su huella de CO₂.
- Destinar parte de sus ganancias para patrocinar una exposición de pintura.
El concepto de RSC como tal es relativamente novedoso. De hecho, nace a mediados del S. XX a raíz de la publicación del libro Social Responsibilities of the Businessman en 1953. Esta obra, escrita por el economista estadounidense Howard R. Bowen, comenzó a desplegar su influencia de manera notoria a partir de la década de los setenta.
Como ya habrás adivinado, la responsabilidad social corporativa de una empresa es el fruto de una cultura empresarial más ética y sostenible. Con ella, se busca romper la perjudicial dinámica de que las empresas solo actúan movidas por su propio afán de lucro.
Precisamente, esa mentalidad egoísta es la que, a lo largo de los siglos, ha causado daños sociales y medioambientales que ahora deben ser reparados.
Ventajas de implementar la responsabilidad social corporativa
Incrementa la competitividad
La responsabilidad social corporativa de una empresa constituye una poderosa herramienta a la hora de que esta pueda diferenciarse de sus competidores. Ciertamente, demostrar su compromiso ético facilitará que esta sea preferida por los consumidores.
Potencia el branding
Cuando se trata de mejorar la imagen de marca, pocas estrategias resultan tan eficaces como aquellas relacionadas con la RSC. Desde luego, la notoriedad de la empresa y su percepción positiva por parte de la sociedad son consecuencias ineludiblemente ligadas a este tipo de acciones.
La responsabilidad social corporativa ahorra dinero
Es bien sabido que Hacienda estimula la responsabilidad social empresarial a través de incentivos fiscales. En particular, la colaboración con fundaciones y ONG permite desgravar impuestos. Tampoco podemos perder de vista la obtención de subvenciones públicas ligadas a la promoción de ciertos proyectos.
Facilita las relaciones de la empresa
Clientes, proveedores, accionistas e, incluso, poderes públicos se inclinan a tratar de manera favorable a las empresas que priorizan su RSC. El aumento en las ventas y en las oportunidades de negocio que deriva de ello resulta más que evidente. Al fin y al cabo, la reciprocidad es un sentimiento fuertemente arraigado en la naturaleza humana.
Fideliza a clientes y a empleados
A todos nos gusta brindar nuestro apoyo a una entidad que ayuda a los demás. Es por ello que apostar por la RSC es una estrategia decisiva a la hora de evitar que nuestros clientes y trabajadores se pasen a la competencia. Por la misma razón, resulta crucial para atraer el talento e incrementar la productividad.
Cómo aplicar la RSC en el sector cultural
La cultura es uno de los principales nichos de la RSC. No en vano, su relación es tan estrecha que algunos ya hablan de responsabilidad cultural corporativa (RCC). Además, el abanico de actividades culturales es lo bastante amplio como para que las empresas puedan apoyar proyectos que encajen plenamente con su perfil corporativo.
Existen muchas formas de utilizar la RSC para fomentar la vida cultural de una comunidad:
- Proyectos de mecenazgo y patrocinio: la empresa suministra su apoyo a la realización de proyectos culturales desarrollados por terceros (p. ej. mediante donaciones).
- Ejecución de actuaciones culturales propias (como es el caso de los centros CaixaForum y CosmoCaixa).
- Dinamizar y poner en valor las actividades culturales mediante la convocatoria de concursos y la entrega de premios.
- Marketing cultural: la empresa utiliza sus propios canales de promoción para dar publicidad a un evento cultural.
Según hemos visto, la responsabilidad social corporativa constituye una baza muy a tener en cuenta a la hora de promover todo tipo de actividades culturales.