Todo proyecto cultural necesita de un plan estratégico para convertirse en realidad. Consecuentemente, no es de extrañar que este sea una de las herramientas más utilizadas por los gestores culturales. ¡Aprende a dominarla leyendo nuestro post!
Desde una representación teatral hasta una exposición, salta a la vista que la materialización de los proyectos culturales es un proceso complejo que implica múltiples factores (presupuesto, objetivos, cronograma, etc.). Es por ello que su consecución exitosa precisa, sí o sí, de una buena planificación estratégica.
Qué es la planificación estratégica
El plan estratégico es la herramienta de gestión que traza el itinerario a seguir para llevar a efecto un determinado proyecto, lo cual queda plasmado en un documento. Se trata de establecer una guía paso a paso que nos permita llegar desde la línea de salida hasta la meta.
La versatilidad de la planificación estratégica hace que sea aplicable a todo tipo de ámbitos y proyectos. Así, es en ámbitos empresariales y culturales donde los beneficios de emplear este instrumento se hacen más evidentes.
La planificación estratégica de proyectos culturales implica definir los objetivos que pretendemos alcanzar, así como también los recursos y acciones necesarios para tal fin (equipo humano, difusión, instalaciones, etc.). Por ejemplo, la organización de un concierto incluiría aspectos tales como un análisis DAFO, un cronograma y un presupuesto.
Por qué es importante en la planificación de un proyecto cultural
Siempre nos planteamos para qué sirve un plan estratégico, no podemos olvidar su gran contribución a la hora de flexibilizar el proyecto cultural. Ciertamente, estamos hablando de una herramienta muy útil cuando se trata de adaptarlo a circunstancias cambiantes. Una planificación eficaz siempre prevé posibles escenarios y formas de reaccionar satisfactoriamente ante los imprevistos.
El plan estratégico se revela esencial para que el proyecto cultural llegue a buen puerto. No en vano, esta metodología vela por la viabilidad del mismo, no ya solo en su fase inicial, sino también en ulteriores etapas de su ciclo de vida. Pensemos, por ejemplo, en el reto de afrontar previsibles problemas de financiación en el futuro.
La planeación estratégica sirve, en definitiva, para optimizar la toma de decisiones por parte de quienes gestionan el proyecto. Es más, implementar esta metodología hace que este proceso sea más innovador, objetivo, eficiente y proactivo. Asimismo, resulta de gran ayuda para armonizar el papel que juegan los distintos roles implicados en su consecución.
Cómo elaborar un plan estratégico cultural
Comienza tu plan estratégico con un buen análisis
A la vista de los múltiples proyectos culturales que podemos desarrollar, está claro que no hay dos planes estratégicos iguales. Verdaderamente, estos deben amoldarse a la idiosincrasia de cada proyecto. ¡Por eso, resulta tan importante examinar detenidamente cuáles son sus necesidades específicas!
- Análisis DAFO. Esta herramienta sirve para revelarnos cuáles son las debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades del proyecto. Gracias a ella, nuestra planificación será acorde con las circunstancias internas y externas que lo rodean.
- Misión y visión. La planificación de la estrategia debe tener en cuenta la misión (cuál es su razón de ser) y visión (cómo la cumpliremos) del proyecto. De este modo, lograremos dotarlo de identidad propia y coherencia.
- Objetivos. Toda planificación estratégica necesita saber hacia dónde va, y eso es algo que solo podemos determinar si previamente hemos fijado los objetivos que queremos alcanzar con nuestro proyecto cultural. En este punto, resulta conveniente utilizar la metodología SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y delimitados en el tiempo).
Detalla las acciones y el cronograma a seguir
El plan de acción especifica cómo se ejecutará el proyecto cultural de principio a fin. Dado que esta hoja de ruta está llamada a cumplirse en un marco temporal determinado, resulta crucial fijar plazos y atenernos a ellos lo más posible.
La distribución de funciones entre los miembros del equipo y los métodos de monitorización a posteriori son otros aspectos relevantes a incluir en el documento. Recordemos que, cuanto más detallado sea el plan, mayores serán las probabilidades de que el proyecto se desenvuelva con éxito.
Fija los medios necesarios
Ninguna actividad cultural puede salir a flote sin recursos. Así pues, estos constituyen una parte esencial de la planificación estratégica, hasta el extremo de que esta debe prever tales aspectos logísticos a corto, medio y largo plazo.
- Entre los gastos a presupuestar deben incluirse conceptos como la difusión publicitaria, el equipo humano, la sede y la inversión tecnológica.
- Por supuesto, el documento no es una mera previsión de gastos. Además, debe determinar las fuentes de financiación con las que sustentaremos el proyecto (p. ej. venta de entradas y subvenciones públicas). Este apartado resulta vital para que la actividad resulte rentable.
No cabe duda de que el correcto desarrollo de un plan estratégico es una destreza sumamente valorada entre los gestores culturales.
De hecho, constituye una de las materias que impartimos en nuestro Curso Universitario de Especialización en Dirección y Gestión Cultural.