A veces no es tan sencillo establecer una relación entre protocolo y cultura. A primera vista parecen cosas y hasta conceptos separados, pero realmente se interrelacionan, especialmente a la hora de crear eventos culturales en los que hay que seguir determinadas pautas.
Etimología de la palabra protocolo
Este concepto proviene del latín protocollum, que a su vez proviene del griego protos (primero) y kollom (pegar). Hacía referencia a la primera hoja de un escrito en la que se listaban una serie de instrucciones.
La RAE define actualmente la palabra protocolo, en su acepción número tres, como el “conjunto de reglas establecidas por norma o por costumbre para ceremonias y actos oficiales o solemnes”.
La historia del protocolo hay que buscarla en la Edad Media, con la creación de cortes, que darán un empujón a todo lo que se refiera a normas de comportamiento de la nobleza de la época.
Aquí, según la web protocolo.org es donde encontramos la primera relación entre protocolo y cultura, ya que el primero “era glosado por trovadores” y plasmado en novelas de caballerías.
Protocolo y cultura
La relación del protocolo con la cultura parte de que estamos hablando de una normas de educación. Para ir a un evento, según estas normas debes llevar una u otra ropa dependiendo de si la celebración es de día o de noche, por ejemplo.
Esto también se da en los eventos culturales. El protocolo es parte de la educación y, a su vez, esta pertenece al ámbito de la cultura. Se presupone, que cuanta más cultura tenga una persona más educada será (aunque, como es lógico, esto en muchas ocasiones no es así).
Por tanto, el protocolo se relaciona con la cultura y la educación. Se podría decir que constituye unas normas básicas de educación, cuyo conocimiento implica a su vez un acto cultural.
Por ejemplo, en los actos oficiales con varios países, suelen estar presentes las banderas de todos los que participen. Eso forma parte del patrimonio inmaterial, que se enmarca dentro del ámbito cultural.
Organización de eventos culturales y protocolo
Los motivos por los que organizar un evento son variados hoy en día. Puede ser para una entrega de premios deportivos, para dar a conocer un nuevo producto de una empresa o para reforzar la imagen de marca de una corporación e informar a la prensa de novedades.
No obstante, muchos de los eventos que se organizan a diario en nuestra propia ciudad son culturales: conciertos, recitales de poesía, presentaciones de libros o de discos de artistas, entre otros muchos.
En la organización de eventos culturales, y de cualquier iniciativa cultural, el protocolo es una herramienta fundamental para desarrollarlos y convertirlos en eventos más profesionales y que den una mejor impresión, con lo que el mensaje que se quiere transmitir puede calar en los asistentes más fácilmente.
El protocolo puede entender como un método de comunicación no oral, ni escrito, ni explícito en ciertas ocasiones, pero sí muy eficaz, capaz de transmitir los valores personales de una institución y, también, aquellos que representan un evento cultural.
El objetivo primordial a la hora de emplear el protocolo en un evento cultural debe ser, como ya se ha comentado, transmitir los valores de la organización y comunicar su mensaje más eficazmente. Es necesario encontrar el punto medio para no perder a los asistentes del evento entre reglas que no puedan asimilar en ese momento, pero empleado correctamente, el protocolo puede reportar muchos beneficios a la hora de organizar y difundir un evento cultural.
El Protocolo en la Gestión Cultural
El concepto de protocolo en las industrias culturales y creativas aborda y tiene en cuenta, no solo el conjunto de normas establecidas para el desarrollo de un evento, sino el evento o iniciativa cultural de manera global, desde su planificación hasta su evaluación.
El Curso Universitario de Especialización en Protocolo Cultural tiene como objetivos que el alumno/a conozca todos los elementos del protocolo cultural y la capacitación para la organización y gestión de eventos culturales.
Para esto, en el curso se tratan desde la historia del protocolo hasta la evaluación de un evento cultural, pasando por la planificación, organización y resolución de posibles conflictos.